Donde el barro se encuentra con el alma

Cada pieza nace de mis manos, pero también de mi historia

Un viaje de ida

Mi vida con el arte

Durante muchos años sentí que me faltaba algo.
Me movía entre trabajos, rutinas, exigencias… pero por dentro, había un susurro que no podía ignorar. Ese que te pide volver a lo esencial. Volver al cuerpo. Volver al alma.

Fue en medio de una etapa de replanteos cuando toqué por primera vez el barro con las manos. Lo que empezó como un taller de cerámica fue, en realidad, un encuentro conmigo. Un ritual. Un silencio que me abrazó.
La cerámica me enseñó a mirar el tiempo de otra forma. A esperar que algo seque. A aceptar cuando una pieza se rompe y volver a empezar. A dar gracias por lo imperfecto, lo único, lo hecho con intención.

Así nació Barroma: una mezcla de barro y aroma, de tierra y ritual, de forma y energía.
Hoy creo piezas que no solo sirven para tomar un té o prender una vela: sirven para detenerte, para respirar, para habitar el momento.

Barroma no es una marca. Es un espacio.
Uno que deseo que también sientas como tuyo. Que te abrace cuando llegues cansada. Que te recuerde que no hace falta tanto para volver a vos.

Gracias por estar acá.
Gracias por mirar con el corazón.